viernes, 14 de diciembre de 2012

La musica de las tinieblas


Una tarde de verano, mientras Tania está
leyendo en la biblioteca, le ocurre algo
muy extraño. Al despertarse de un sueño
misterioso, no reconoce dónde está. El
mundo que la rodea es blanco, negro y
gris. La muchedumbre que ve camina cabizbaja y como sin vida.
La protagonista encuentra a Sigurd,
un niño que le explica que están en Nudor y que viven atemorizados por una
música y unas sombras. 
La niña, no conforme con lo que ve,
está dispuesta a enseñar juegos a sus nuevos amigos —Sigurd, Yasmina y Sigrid—
y a devolverles la memoria.
Una tarde, debido a un fuerte viento,
Tania es transportada hasta un pasadizo
subterráneo. Allí, una puerta misteriosa
comunica con una habitación llena de libros; en un diario lee la siguiente historia
de Nudor:
Su nombre original era Alea. El Consejo
Ador, formado por jóvenes que habían
destituido a los antiguos hombres sabios,
promulgó un decreto para cambiar el
nombre de la ciudad. Entraban en la era
Mur. Además, el Consejo, sediento de poder y dinero, realizó mil barbaridades para
dominar a sus habitantes, entre ellas eliminar sus sueños y su memoria. Editaron
cuadernillos para aprender a leer y escribir,
fabricaron productos alimenticios especiales... El Consejo, por miedo a una rebelión,
se alió con la Secta de los Oscuros, que
eran ilusionistas, y encontraron un medio
para atemorizar a la gente: inventaron una
música terrorífica y construyeron un edificio de donde se proyectaban sombras de
monstruos sobre las montañas.
Los amigos de Tania intentan salvarla
del pozo donde se encuentra, pero ella

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